Mi primer jonrón. Foto: Swing completo.

El 23 de noviembre de 1983, un joven pinareño llamado Omar Linares conectó su primer jonrón en las Series Nacionales, marcando el inicio de una carrera que lo convertiría en una de las mayores leyendas del béisbol cubano. Este hito ocurrió en el estadio Antonio Curro Barrera de Las Tunas, y fue solo el comienzo de una trayectoria llena de éxitos y reconocimientos.

Nacido el 23 de octubre de 1968 en San Juan y Martínez, Pinar del Río, Linares mostró desde joven un talento excepcional para el béisbol. Conocido cariñosamente como “El Niño”, rápidamente se destacó por su habilidad tanto ofensiva como defensiva. Su primer jonrón en 1983 fue un presagio de lo que vendría: un promedio de bateo de .368, 404 jonrones y 246 bases robadas a lo largo de su carrera en las Series Nacionales.

Linares no solo brilló en el ámbito nacional, sino que también dejó su huella en el escenario internacional. Fue parte fundamental del equipo cubano que ganó medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 y Atlanta 1996, y una medalla de plata en Sídney 2000. Además, contribuyó a las victorias de Cuba en los Juegos Panamericanos (1991, 1995, 1999), los Juegos de la Buena Voluntad (1990) y la Copa del Mundo (1994, 2001).

A lo largo de su carrera, “el niño” lideró la liga cubana en bases por bolas seis veces, en promedio de bateo cuatro veces, en carreras impulsadas cuatro veces y en triples una vez. Su impacto en el béisbol fue tan grande que muchos expertos consideran que debería ser el primer jugador cubano en ser inducido al Salón de la Fama del Béisbol.

En la última etapa de su carrera, Linares tuvo la oportunidad de jugar en Japón con los Chunichi Dragons, aunque llegó demasiado tarde para mostrar todo su potencial debido a su edad. A pesar de esto, su legado en el béisbol cubano y mundial permanece intacto.

Omar Linares es, sin duda, una figura icónica del béisbol. Su primer jonrón en 1983 fue solo el comienzo de una carrera llena de logros y momentos memorables. Su dedicación y talento han dejado una marca indeleble en la historia del béisbol cubano y mundial.