Los caminos del béisbol son convergentes, las formas en que se concibe son complementarias, jamás contradictorias.

Por: Joel Avila Ruiz. Foto:  Joel Avila Ruiz.

Aunque lo parezca, si el ideal de nuestro sistema social deportivo fue que la pelota sería para todos iguales y amateur, esto estuvo sustentado en razones que ya no existen, no lo avalan ni justifican que se mantenga así a fuerza de unos cuantos que, en ámbitos más importantes que el deporte para la seguridad del país, generan la desigualdad social y en desfavor de la mayoría.

Ese desequilibrio entre la perfección concebible de hace más de 60 años y la realidad practicable de hace algo más de 20 estriba en la naturaleza misma del cubano y su anhelo por los logros, es rebelde al tiempo y a los dogmas.

La pelota en Cuba no tiene que dejar de ser el deporte nacional ni patrimonio de la cultura y la sociedad para que todos de una vez y con fuerza, por cada medio posible, exijamos volver al profesionalismo en ella y por ella en nuestra patria.